Crudo,
frío y penetrante;
de charcos
y riachuelos abundantes
que
forman ríos y desparecen,
llevando
su cola cada vez más desecada.
A
los huéspedes charcos
las
niñas le ofrecen compañía,
y,
juegan… saltan …
Existen
con su libertad.
… en
otro momento,
entran
a la sala de lectura
y,
se unen a los libros,
sus otros
amigos.
Yo,
miro su alegría,
emociona
su desbordante alegría,
contagian…
¡Quiero
ser niño otra vez!
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